“Los cielos proclaman la GLORIA de Dios; el firmamento revela la obra de sus manos” (Salmo 19:1 – RVC).
Tal vez esto no te tome de sorpresa, pero Dios te está HABLANDO ahora mismo. Cierto, quizás no de la misma forma en que Él lo hizo cuando “habló” y creó el universo. O como cuando dio instrucciones a sus discípulos en la ladera de una colina. Sin embargo, permíteme asegurarte, su VOZ todavía se OYE.
Todo lo que tienes que hacer es mirar hacia arriba, mirar hacia abajo, y mirar hacia adentro. Mirar hacia arriba: Dios te está hablando por medio de la inspiración de su CREACIÓN. Mirar hacia abajo: lee y medita las palabras de instrucción que Él ha dado a través de su PALABRA. Mira hacia adentro: permite que tu corazón, tu alma y tu mente sean iluminados por su ESPÍRITU.
LA INSPIRACIÓN EN SU CREACIÓN
“Los CIELOS proclaman la gloria de Dios; el FIRMAMENTO revela la obra de sus manos. Un día se lo cuenta al otro día; una noche se lo enseña a la otra noche” (Salmo 19:1-2 RVC).
Ahora mismo Dios está declarando su gloria, su grandeza, su bondad. Sólo mira a través de tu ventana. ¿Ves las nubes? ¿Los árboles? ¿Las aves? Encuentra un espejo y mira tu propio reflejo. ¡Tú eres la corona de su creación! Colosenses 1:16 nos revela que todas las cosas han sido creadas por Él y para Él. Como resultado, toda la creación declara la gloria de Dios. ¡Las mismas estrellas del cielo son sus candelabros!
La CREACIÓN no sólo declara la GLORIA de Dios, sino que habla de la GRANDEZA de Dios. No hubo nada, hasta que Dios habló. Un sabio pastor una vez dijo: “Dios salió de detrás de la cortina de la nada, se paró sobre la plataforma de nada y habló para que un mundo existiera.”
Dios ha formado un universo con gran inmensidad y complejidad. El calor del sol sirve para recordarnos del calor de su gracia. La risa de un niño es un reflejo de su gozo. Las majestuosas montañas son una proclamación de su fortaleza.
LA INSTRUCCIÓN EN SU PALABRA
“La ley del Señor es PERFECTA: reanima el alma. El testimonio del Señor es FIRME: da sabiduría al ingenuo. Los preceptos del Señor son RECTOS: alegran el corazón. El mandamiento del Señor es PURO: da luz a los ojos (Salmo 19:7-8 RVC).
La Palabra de Dios debe ser el primer lugar donde debes mirar para escuchar a Dios. Es en ella en donde APRENDES acerca del CORAZÓN y la MENTE de Dios. Es ahí donde aprendemos no sólo acerca de lo que Dios ha creado, sino también de lo que Dios ha enseñado.
La Palabra de Dios es:
- Segura. En sus páginas encontrarás un lugar firme donde pararse establemente.
- Sencilla. Es lo suficientemente profunda para que un erudito explore sus verdades sin fin, y sin embargo poco profunda como para que un niño pueda beber de ella sin temor a ahogarse.
- Sincera. La verdad nunca te guiará equivocadamente. Algunos piensan que “sincero o recto” significa “difícil”, pero no es eso lo que el Salmo 19 dice: “Los preceptos del Señor son RECTOS: alegran el corazón”. Su camino, es un camino de gozo, no de dificultad.
- Sin mancha. No hay semillas de corrupción, ni sugerencias de error, ni manchas de maldad.
LA ILUMINACIÓN POR SU ESPÍRITU
«¿Acaso hay quien reconozca sus propios errores? ¡Perdóname por los que no puedo recordar! ¡No permitas que la soberbia domine a este siervo tuyo!… ¡Agrádate de mis palabras y de mis pensamientos!” (Salmo 19:12-14).
La forma final en que Dios te hable es claramente única. Tu puedes mirar su obra para verle. Tu puedes mirar su Palabra para leer acerca de Él. Pero es sólo cuando tu eres ILUMINADO por su SANTO ESPÍRITU que comienzas a entenderlo todo.
Cuando el Espíritu Santo llena tu vida en el momento de su salvación, te es otorgado el íntimo privilegio de la experiencia de la CONVICCIÓN, la limpieza, el control y la dulce COMUNIÓN con Dios mismo.
El Salmo 19 pregunta: “¿Acaso hay quien reconozca sus propios errores?” Yo no puedo. Tu no puedes. Necesitamos la convicción de su Espíritu. Después de que Él nos ha convencido de nuestros pecados, Él nos limpia. Primera Juan 1:9 dice: “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.”
Luego para fortalecernos para no caer otra vez, el Espíritu nos CONTROLA. “¡No permitas que la soberbia domine a este siervo tuyo!” (Salmo 19:13). Finalmente, la iluminación del Espíritu nos da el más grande privilegio: tener COMUNIÓN con Dios: el Creador, el Verbo, la Verdad, y la Vida.
Dr. Adrián Rogers
Fuente: https://www.lwf.org/pdfs/dios_le_habla_escuche.pdf
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